El concepto de marca personal hace referencia a la imagen y cualidades que cada uno de nosotros proyectamos a los demás (en el caso que nos ocupa, a empresas o agencias que puedan contratarnos). Así, pues, cuando hablamos de grandes marcas (Coca-Cola, Google, etc.) todos las asociamos con ciertas características, cualidades, valores, etc. En éste caso, cuando nos “vendemos” a la hora de buscar trabajo, ¿qué marca lanzamos al mercado laboral?

Debido a la actual crisis económica y a los nuevos puestos y tipos de trabajo que se están creando, tenemos que tener muy claro cuál es nuestra marca. Debemos huir del sistema de contratación clásico: yo trabajo X horas al día para percibir X euros a final de mes, estancado en un empleo y una empresa hasta que me echen o me jubile. Sobre todo, debemos hacerlo las personas que nos hemos formado y nos queremos dedicar a empleos relacionados con las nuevas tecnologías, el marketing, etc.

Llegados a éste punto, es muy importante ser visibles para las empresas de nuestro sector o susceptibles de contratarnos. De éste modo, siempre estaremos en disposición de ser requeridos por otras empresas que, quizás, nos puedan interesar más por razones económicas o por ganar calidad de vida (entiéndase un trabajo con el cual nos sintamos más realizados, con mejores condiciones para nosotros, etc.). O simplemente, poder trabajar como autónomos o freelance, estableciendo nosotros mismos las condiciones económicas y laborales que consideremos justas.

En definitiva, hay que aprender a valorarnos, a saber cuánto valemos y por qué valemos eso. Partiendo de aquí, seremos capaces de progresar en el mundo laboral, publicitando “nuestra marca” con el solo hecho de trabajar. Tenemos que llegar a ser una marca conocida y/o importante en nuestro sector, para poder progresar en la dirección que nosotros escojamos.